Nueve bancos europeos se unen para crear una sociedad con sede en Ámsterdam y lanzar una stablecoin en euros a partir del segundo semestre de 2026. El objetivo es ofrecer una alternativa creíble al reinado de los tokens respaldados por el dólar.
Lo que sabemos del proyecto
ING, UniCredit y otras siete entidades lanzan una estructura en los Países Bajos para emitir una stablecoin denominada en euros. ¿La promesa? Pagos más rápidos y económicos para la liquidación y compensación, con un marco conforme a MiCA. El calendario apunta a la segunda mitad de 2026, lo que deja tiempo para afinar la gobernanza y obtener las licencias necesarias.
La lista de participantes da el tono. Encontramos a Banca Sella, KBC, Danske Bank, SEB, CaixaBank, DekaBank y Raiffeisen Bank International junto a los dos pesos pesados ya mencionados. El consorcio quiere una solución interbancaria reutilizable en varios casos de uso. Pagos minoristas. Tesorería corporativa. Liquidación de valores tokenizados. Todo con una consigna. Soberanía europea en las vías de pago digitales.
El contraste con lo existente sigue siendo fuerte. Las stablecoins en euros solo pesan una fracción del mercado global. Alrededor de 620 millones de dólares este verano, o casi el 0,2 por ciento del total. Por el contrario, los tokens en dólares concentran la mayor parte de los volúmenes. De ahí la ambición de un producto bancario paneuropeo para reducir la dependencia.
Por qué ahora
El contexto internacional ha cambiado. En Estados Unidos, la ley federal llamada GENIUS fue promulgada el 18 de julio de 2025. Esta reforma enmarca la emisión de stablecoins de pago. Organiza las licencias. Impone reservas líquidas y obligaciones de transparencia. Además, también dibuja una rampa de acceso para los bancos estadounidenses. El ecosistema europeo debía responder.
Las autoridades europeas siguen siendo prudentes. Christine Lagarde recuerda que las stablecoins privadas pueden amenazar la transmisión de la política monetaria y la estabilidad financiera. El mensaje es constante. Vigilancia sobre los riesgos sistémicos. Preferencia por un euro digital público si es necesario. Esta prudencia no impide la experimentación privada, pero enmarca su alcance y su perímetro.
El precedente ya existe. La filial de criptomonedas de Société Générale lanzó EUR CoinVertible en 2023 con una circulación modesta. Luego, una stablecoin en dólares en 2025. Sin embargo, la iniciativa actual marca una subida de nivel. Ya no son esfuerzos aislados sino una coalición interbancaria que apunta a la escala europea.
Mientras tanto, el gran público mira Bitcoin Hyper
El movimiento de los bancos hacia las stablecoins no se produce en el vacío. Por el lado de los particulares, la atención se centra en las mejores memecoins capaces de prometer más velocidad en Bitcoin. Bitcoin Hyper se presenta como la primera Layer 2 sobre Bitcoin especialmente diseñada para acelerar las transacciones en BTC y aportar funciones programables. El proyecto afirma recaudar cantidades significativas gracias a una campaña por etapas.
La narrativa es fácil de entender. Si los bancos buscan un euro digital más fluido, una parte del retail quiere un Bitcoin más rápido y flexible. De ahí el interés de comprar $HYPER para surfear las próximas noticias regulatorias.
Lo que esto cambia para las criptomonedas en Europa
Si la stablecoin bancaria tiene éxito, el impacto se verá primero en los pagos y la tesorería. Un token de dinero electrónico regulado puede reducir las fricciones en los pagos transfronterizos. Las empresas podrían beneficiarse en la gestión del efectivo. Los mercados de valores tokenizados ganarían en finalidad de liquidación. Todo con una trazabilidad compatible con los requisitos de cumplimiento.
Las dos trayectorias pueden coexistir sin neutralizarse. Por un lado, un carril en euros, regulado, diseñado para la velocidad y el cumplimiento. Por otro, soluciones que buscan ampliar el uso de Bitcoin con capas rápidas para el público. Los bancos quieren reducir la dependencia del dólar. Los particulares, por su parte, prueban promesas de escalabilidad en bitcoin. En ambos casos, Europa acelera. Queda por transformar el intento en adopción real.