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Zcash, mientras el jefe de VanEck cuestiona abiertamente la solidez del cifrado de Bitcoin, otro activo se encuentra en el centro de todas las conversaciones. Este es Zcash. Entre la amenaza cuántica, el entusiasmo institucional y el endurecimiento regulatorio, ¿son las monedas de privacidad como Zcash las próximas en la lista de los reguladores, a pesar de su reciente revancha en el mercado?
Bitcoin bajo la lupa: transparencia molesta y amenaza cuántica
La declaración de Jan van Eck en la CNBC provocó un escalofrío. El CEO de VanEck se pregunta públicamente si Bitcoin ofrece suficiente cifrado y suficiente privacidad. Sugirió que su empresa podría abandonar BTC si la tesis tecnológica se rompiera. En otras palabras, no es solo el precio lo que está en juego, sino la propia promesa del protocolo.
El primer ángulo muerto es la transparencia total de la cadena de bloques de Bitcoin. Cada movimiento de fondos deja un rastro público, explotable por las empresas de análisis y las autoridades. Este carácter seudónimo, percibido durante mucho tiempo como una ventaja, se asemeja cada vez más a un libro de cuentas abierto. Sobre todo en un mundo donde las herramientas de vigilancia se perfeccionan.
El segundo punto de fricción, más prospectivo pero igualmente serio, proviene de la informática cuántica. Investigadores como Scott Aaronson estiman que una computadora capaz de ejecutar el algoritmo de Shor podría, a medio plazo, romper los esquemas de cifrado utilizados por Bitcoin y Ethereum.
Por ahora, aún no hemos llegado. Pero el simple hecho de que los grandes gestores de activos mencionen este riesgo públicamente es suficiente para reorientar una parte del capital hacia soluciones mejor equipadas sobre el papel.
Zcash, entre la revancha bursátil y el muro regulatorio
Es en este clima que Zcash, derivado de Bitcoin con una capa de privacidad avanzada, resurge con estrépito. Después de años de relativo olvido, ZEC firmó un aumento de tres cifras en 2025, con un precio que pasó de unas pocas decenas de dólares a varios cientos, hasta el punto de mostrar un repunte de más del 700 a 1.000% según los períodos analizados.

Para muchos antiguos bitcoiners, esta es de repente la alternativa lógica: el mismo ADN monetario, pero con una opción de transacciones protegidas. Las señales institucionales refuerzan esta impresión de cambio. Grayscale presentó un formulario S-3 para convertir su Zcash Trust en el primer ETF spot de ZEC cotizado en los Estados Unidos.
Paralelamente, Reliance Global Group, empresa que cotiza en el Nasdaq, liquidó toda su canasta de criptomonedas (BTC, ETH, ADA, XRP, SOL…) para concentrar su tesorería digital únicamente en Zcash, incluso antes de anunciar nuevos despliegues de efectivo en ZEC. Difícil ser más explícito como voto de confianza.
Pero esta subida se enfrenta a una realidad menos glamurosa. La regulación se está organizando precisamente contra este tipo de activos. Varios países ya han restringido o prohibido las monedas de privacidad de los intercambios regulados. De hecho, el número de plataformas que han retirado de la lista tokens como ZEC o XMR se ha disparado en los últimos años. La Unión Europea, a través de su nuevo marco AML, incluso planea prohibir la cotización de estos activos en los servicios regulados para 2027. Sin embargo, el uso en billeteras autoalojadas seguirá siendo técnicamente posible.
Maxi Doge prepara otro tipo de golpe
Ante esta creciente tensión en torno a las monedas de privacidad, una parte del mercado prefiere jugar otra carta, especialmente apostando por las mejores memecoins del momento. La de la narrativa y la viralidad en lugar de la del cifrado máximo. Ahí es donde entran en escena proyectos como Maxi Doge, con una estrategia radicalmente diferente a la de Zcash. El proyecto opta por un uso perfectamente adaptado al clima actual.

Maxi Doge se presenta como la evolución de DOGE a través de una nueva preventa de memecoin, con una identidad mucho más afirmada. Donde Dogecoin se basa en un humor infantil, Maxi Doge adopta una postura más llamativa, casi inspirada en la lucha libre. La analogía con una leyenda como Ric Flair ilustra este lado fuera de lo común. La mascota del proyecto, un coloso de 240 libras, simboliza la voluntad de enfrentarse al establishment financiero, pero en el terreno de la narrativa y el marketing, no en el de la privacidad pura.
Sobre todo, las cifras de la preventa ya hablan. Maxi Doge recaudó aproximadamente 4,22 millones de dólares, una suma que no proviene de un simple pump pasajero sino de una tracción real entre los primeros inversores. Esta dinámica temprana sugiere que el proyecto ha encontrado su mercado: el de los traders que buscan una meme coin capaz de durar, con un storytelling coherente y una hoja de ruta claramente orientada a la visibilidad global.